El seguro de decesos surge como respuesta a una necesidad que incide especialmente en los segmentos medios y bajos de la sociedad española de principios del siglo pasado: tener resuelto el problema de su enterramiento y el de sus allegados en condiciones dignas. Ya en los años veinte surgieron las primeras aseguradoras de este ramo, que, progresivamente, van separando su actividad de la mantenida por las funerarias.

Durante los años setenta, el ramo va configurándose netamente como un seguro de servicios, y a finales de la década de los noventa se incorporan al seguro prestaciones de asistencia (traslado internacional en caso de fallecimiento, repatriación sanitaria, ambulancia, gastos sanitarios, etc.) que modernizan y perfeccionan esa prestación que los seguros genéricos de asistencia no ofrecen: la cobertura de enterramiento en toda su amplitud.

Ya en los ochenta, el ramo se presenta bajo denominaciones como “Seguro Combinado de Asistencia Familiar” o integrado junto con coberturas de asistencia en pólizas multirriesgo hogar.